La gestión ambiental llevada a cabo por la UPV se ha sometido este año a la auditoría de renovación de su certificado ISO 14001 y de su inscripción en el Registro EMAS. La fecha elegida por los auditores fue la segunda semana de febrero, algo más pronto de lo habitual debido precisamente a la necesaria tramitación de las renovaciones. Pero no ha sido esta la única diferencia con respecto a otros años: el estado de alarma por la pandemia de COVID-19, el repunte de los contagios en la Comunitat Valenciana, la política de mínima presencialidad de los alumnos hasta primeros de marzo acordada por las universidades y la dinámica de teletrabajo del personal han constituido el telón de fondo de un proceso que ha requerido una semana de visitas a diferentes escuelas, departamentos e institutos repartidos por los campus de Alcoy, Gandia y Vera.

A pesar de todo, las visitas a las diferentes unidades han podido llevarse a cabo con todas las medidas de seguridad requeridas y dentro de la mayor normalidad posible. Esto ha sido factible gracias a la inestimable colaboración de los interlocutores ambientales, piedra angular del sistema de gestión ambiental de la UPV y figura que ha sido destacada por los propios auditores en sucesivas auditorías. Es difícil entender una auditoría de medio ambiente sin estas visitas, la comprobación, en el entorno de trabajo, del cumplimiento de la legislación y de las directrices operacionales establecidas para controlar el impacto ambiental de la UPV es fundamental para poder establecer si el camino seguido es adecuado y cuáles son las oportunidades de mejora.

Los auditores han destacado el orden y la limpieza de las instalaciones incluso aunque algunas de ellas han tenido que ser adaptadas a usos para los que no estaban previstas debido a la COVID-19. También han querido poner de manifiesto el esfuerzo que llevan a cabo muchas unidades por diseñar e implantar de forma continuada acciones encaminadas a mejorar su comportamiento ambiental. Por el contrario, la implantación de las energías renovables o el control ambiental sobre las contratas que llevan a cabo obras en los campus siguen siendo puntos a los que es necesario dar un mayor impulso, sin olvidar la ambientalización de los planes de estudios que, no por incipiente, deja de ser tanto o más importante.

La auditoría se ha saldado con dos no conformidades menores que requieren la elaboración de un plan de acciones por parte de la UPV. La renovación del certificado ISO 14001 y de la inscripción en el Registro EMAS depende ahora de la evaluación de este plan de acciones, pero lo que es evidente es que hay que seguir trabajando.